Tres reglas de oro para resolver problemas

Resolver problemas
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Si le dices a un amigo "tengo un problema", seguro que ese amigo entiende que te sucede algo que puede tener consecuencias desagradables. Casi todo el mundo procura evitar los problemas y a nadie le gusta los problemas. A nadie... menos a los matemáticos. Para un matemático tener un buen problema es garantía de horas de trabajo interesante, a veces, incluso, apasionante.

No es de extrañar que a todos nos suceda lo mismo, nos encerramos en un bucle infinito sin encontrar la salida cuando nos enfrentamos a una situación que, por superficialmente simple, incluso trillado tiene solución.

El deseo de resolver algunos grandes problemas ha sido el mayor estímulo para el progreso de las matemáticas. Hacer matemáticas consiste, esencialmente, en resolver y en proponer problemas. Para ser eficaz resolviendo problemas, es conveniente que tengas en cuenta estas tres reglas de oro para resolver problemas aparentemente intratables:

  • Si quieres llegar a algún lugar, primero averigua a dónde quieres ir, luego descubre cómo llegar allí.
  • Enamórate de los problemas que estás resolviendo, no de las soluciones específicas que has construido; la primera es duradera, la segunda es efímera.
  • Cualquier tecnología distinguible de la magia no es lo suficientemente avanzada.

Estas tres reglas son individualmente simples, pero en realidad ejecutarlas cuidadosamente es mucho más difícil que solamente leerlas. Las tres reglas postuladas anteriormente son de ejercicios que he aprendido conciliar para enfrentar cualquier situación cotidiana.

Foto de Michal Matlon

Tres reglas de oro para resolver problemas